Mineralograma en cabello:
El cabello es el medio ideal para la medición de los metales tóxicos y los elementos esenciales, porque es el único que “almacena” elementos durante periodos largos. Al crecer, la raíz es alimentada por los vasos sanguíneos, y esta sangre transporta los elementos tóxicos y esenciales presentes en el organismo. Estos elementos se incorporan entonces a las proteínas del cabello en proceso de crecimiento. El cabello, al almacenarlos, es un buen reflejo de la concentración de los distintos elementos en el organismo.
Una alternativa al cabello, análisis de las uñas:
Las uñas están formadas principalmente por una proteína resistente llamada queratina. Al igual que el cabello y los dientes, son un apéndice de la piel. Estos tejidos acumulan metales que circulan por la corriente sanguínea. Debido a sus pautas de crecimiento, tanto el cabello como las uñas revelan la exposición pasada o crónica a minerales.
Fisiológicamente, las uñas pueden registrar la historia de los desequilibrios recientes. Como señala la Academia Americana de Dermatología en su web, las uñas se han utilizado como herramienta de diagnóstico desde los tiempos antiguos. Por medio del análisis de las uñas, pueden detectarse deficiencias nutricionales, reacciones a los fármacos o intoxicaciones. El análisis de los minerales en las uñas revela las exposiciones tóxicas sucedidas durante el periodo de crecimiento.
¿Por qué hay metales en la sangre?
La sangre es un sistema de transporte que suministra a los tejidos minerales y oligoelementos, incluidas las toxinas. Los metales circulan por la sangre durante aproximadamente 72 horas, transcurridas las cuales se eliminan de forma natural o quedan depositados en diversos tejidos del organismo.
Unos niveles elevados de metales en la sangre son indicio de una exposición inmediata a ellos y de intoxicaciones agudas.
La reducción de las concentraciones de minerales esenciales y oligoelementos refleja un aporte inadecuado y puede indicar una deficiencia nutricional.